No podré, porque tú eres parte de mis sentimientos.
No podré olvidarte porque conocerte fue amarte y no dejar de recordarte. Desde que te conocí llenaste mis pensamientos, y fuiste protagonista de mis sueños.
Llenaste mis segundos de felicidades y mis días del consuelo de verte. No podré olvidarte porque tu cara es la belleza, tu cuerpo mi paz y tu alma mi objetivo.
Porque nadie es como tú y todas me recuerdan a ti. No puedo olvidarte, aunque deba porque tú no estés.
Aunque recordarte sea llorar por no tenerte y morir de tristeza por no besarte. Te quiero y siempre te querré, no me pidas que te olvide, jamás podré.
Te necesito, necesito que estés ahí.
Quiero sentir el roce de tus labios y la felicidad de tu piel. No me dejes nunca. No me dejes, te necesito para poder seguir adelante y dar pasos persiguiendo la felicidad, a tu lado. En este capítulo de mi vida, en el presente, en el futuro, siempre te necesitaré, porque tú eres yo. Por ti miro, por ti respiro. Si tú no estás muero de tristeza. Si estás estallo de alegría. Te necesito para gritar de placer en silencio, para callarme gritando.
Necesito todo de ti, pues tú eres todo para mi. Te necesito.
El sentimiento de inferioridad se debe a la existencia de un defecto que se vive como algo vergonzoso, humillante, indigno de uno mismo e inaceptable. En no pocos casos, además, se trata sólo de un presunto defecto, ya que, cuando se conoce y se analiza con un mínimo de objetividad, se comprueba que no hay motivos de peso para considerarlo tal, o que, en cualquier caso, se le está dando una importancia subjetiva desmesurada. Lo habitual es que todo esto se lleve en el secreto de la propia intimidad, y que tenga una importante carga subjetiva. Son evidencias interiores que muchas veces no resultan nada previsibles ni evidentes desde el exterior, pero que suelen constituir un intenso y profundo motivo de desasosiego y condicionar bastante la personalidad y el comportamiento de quien las sufre. Lo sorprendente es que hay gente muy valiosa que también sufre sentimientos de inferioridad. La fuerte carga subjetiva de esos sentimientos hace que, en efecto, se produzcan situaciones bastante sorprendentes. No es extraño, por ejemplo, que una persona que posea unas cualidades muy superiores a la media de quienes le rodean esté fuertemente condicionada por un sentimiento de inferioridad proveniente de cualquier sencilla cuestión de poca importancia. Las épocas más proclives para esas impresiones son el final de la infancia y todo el periodo de la adolescencia. Por eso es importante en esas edades ayudarles a ser personas seguras y con confianza en sí mismas. Esos procesos suelen provocar actitudes presuntuosas, arrogantes e inflexibles, de personas envanecidas que tienden a tratar a los demás con poca consideración, y que si a veces se muestran más tolerantes o benevolentes, es siempre con un trasfondo paternalista, como si quisieran destacar aún más su poco elegante actitud de superioridad. Son personas a las que gusta darse importancia, y que exageran sus méritos y capacidades siempre que pueden; que siempre encuentran el modo de hablar, incluso a veces con aparente modestia, de manera que susciten —eso piensan ellos— admiración y deslumbramiento. Suelen ser bastante sensibles al halago, y por eso son presa fácil de los aduladores. Fingen despreciar las críticas, pero en realidad las analizan atentamente, y esperan rencorosamente la ocasión de vengarse. Están siempre pendientes de su imagen, muchas veces profundamente inauténtica, y con frecuencia recurren a defender ideas excéntricas, o a llevar un aspecto exterior peculiar y extravagante, con objeto de aparecer como persona original o con rasgos de genialidad. Buscan el modo de sorprender, para obtener así en otros algún eco que les confirme en su intento de convencerse de su identidad idealizada: por el camino de la inferioridad, acaban en el narcisismo más frustrante.
Algo pequeñito algo chiquitito una rosa blanca, una caricia, un beso dulce y un perdón
Algo pequeñito algo chiquitito un gesto tierno, una mirada, un abrazo, una flor
Algo pequeñito algo chiquitito un simple te quiero con dulcura, con cariño y con pasión
Es lo que te pido amor mi vida se derrumba me partes el corazón Trata pronto de cambiar el tiempo se termina ahora de verdad
Algo pequeñito Uo uo uo Algo chiquitito Uo uo uo Cosas simples que ahora no me das que te pido con locura si no quieres terminar
Algo pequeñito Uo uo uo Algo chiquitito Uo uo uo En tus manos tienes la ocasión hoy decides si quererme o romperme el corazón
Algo pequeñito algo muy bonito un pelo al viento que se enreda entre mis manos al calor Has sabido comprender que las pequeñas cosas son las que hacen esto arder ahora trata de cambiar el resto de las cosas ya se arreglarán
Algo pequeñito Uo uo uo Algo chiquitito Uo uo uo Cosas simples que ahora si me das que te quiero con locura y siempre yo te voy a amar
Algo pequeñito Uo uo uo Algo chiquitito Uo uo uo En tus manos tienes la ocasión decidiste tu quererme y no romperme el corazón no romperme el corazón
Algo pequeñito Uo uo uo Algo chiquitito Uo uo uo Cosas simples que ahora no me das que te pido con locura si no quieres terminar
Algo pequeñito Uo uo uo Algo chiquitito Uo uo uo En tus manos tienes la ocasión hoy decides si quererme o romperme el corazón
A veces pienso, que todo es imposible que los problemas, no tienen solución, que debo resignarme y claudicar invadiendo me la pena y el dolor. Pero otras veces pienso y llego a la conclusión que debo luchar y seguir adelante que debo vivir y soñar. Pensando y pensando, yo pienso que hoy, mi día es triste y gris pero mañana, el sol brillara.